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martes, 6 de abril de 2010

Adios al beisbol en Tucson

Adios al beisbol en Tucson

Los que pensaron que solo se podían broncear en la playa durante la semana santa, estaban equivocados. La semana pasada pude asistir a los dos últimos juegos de beisbol que se jugaron en la tradicional ciudad de Tucson, en cuanto a juegos de entrenamientos de primavera se refiere.

El estadio Hi Corbett tiene una capacidad para aproximadamente 9,000 espectadores, de los cuales aproximadamente 100 pueden darse el lujo de estar en la sombra, ya que la única sección con “techo” (una maya color verde) se encuentra en la parte central del estadio.

Un estadio sin asientos detrás de la barda, sin muchas butacas y sin mucho espacio entre el acceso a las gradas y la puerta por donde uno entrega su boleto, el Hi Corbett Field será recordado como uno de los estadios con más tradicionales, albergando a los Indios de Cleveland de 1947 a 1992 y a los Rockies desde su primer año en las Mayores en 1993 hasta el pasado miércoles 31 cuando enfrentaron a los Diamondbacks, encuentro en el que su servidor puede presumirles que estuvo presente.
Hasta antes del par de encuentros que asistí durante la Semana Santa, nunca había puesto un pie en el viejo estadio. Rápidamente noté que no tenía nada que ver con el moderno y amplio Tucson Electric Park, ahora ex casa de los D’Backs durante el Spring Training. Pero también noté lo entusiasmada que estaba la fanaticada por buscar el autógrafo de su pelotero favorito, sobra decir que los más buscados eran el primera base Todd Helton y el shortstop, el popular Troy Tulowitzki.

Lo que más llamó mi atención es como la gente de Tucson identificaba a cada pelotero que pasaba por el área de picnic, que era la sección por la cual los jugadores que venían de los campos a un lado del estadio atravesaban para ir a los vestidores. En dicha área, había una gran fila de personas buscando el autógrafo, no importa que fuera Juan Rincon, Ian Stewart o Carlos Gonzalez, la gente expresaba un gran cariño por los peloteros, después de todo, dudo mucho que haya un estadio en el que se tenga al pelotero tan cerca.

Lamentablemente en cuestión de firmas y demás, a un servidor no le fue del todo bien tratando de “pescar” a Tulowitzki o a Helton, tampoco a los más de 50 espectadores que no paraban de preguntar: “¿Y cuando pensará salir Tulo?”, “¿Por qué no ha pasado Todd?”. Como les comentaba anteriormente, es increíble la cercanía que se tiene entre el pelotero y el espectador en ese estadio, un claro ejemplo fue el jardinero venezolano Carlos González, que estuvo casi quince minutos firmando cada artículo que se le iba pasando. El venezolano fue de los titulares de Rockies que vino el pasado 14 de marzo al “Héctor Espino”, y claro que no me podía quedar con la duda de cómo se la había pasado en Hermosillo.

Levantando la cabeza con un gesto de sorpresa al escuchar a alguien hablando en español, contesto: “Fue muy lindo jugar por allá”. Seguido de una pregunta: “¿Acaso tu eres de ahí?”.


El adiós


Fueron 63 ininterrumpidas primaveras en las que equipos de Grandes Ligas vieron acción ahí, no cabe duda que legendarios peloteros han pasado por ahí, jugadores que son recordado en el “Wall of Fame”, una pared dentro de los pasillo del Hi Corbett que lleva los nombres de los mejores jugadores que jugaron en este campo.

El juego del 31 de marzo frente a los D’backs fue el último juego de Grandes Ligas que ha visto el Hi Corbett por ahora. Con un clima nublado y mucho más agradable que el día anterior, la gente motivaba tanto al visitante como al local, ambos equipos compartirán estadio el año que viene en Scottsdale, dejando al beisbol de Tucson únicamente a los Toros, el equipo de liga independiente (Golden Baseball League).
Por ahora cayó el out 27, no sabemos cuando o si acaso regresara el beisbol de primera a esta ciudad que ha gozado por años del mejor beisbol del mundo.

E-mail: alejandroarellano1@gmail.com , 05 de abril de 2010

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